Slow Travel o la nueva forma de viajar
El cambio en el panorama de los viajes ocasionado por la crisis sanitaria del Coronavirus se apoya en dos pilares fundamentales: la certidumbre en materia de salud y el regreso a las pequeñas cosas, a lo local, al disfrute lento y consciente. Porque entre las muchas cosas que hemos aprendido de esta pandemia, una de ellas, fundamental, es la necesidad de echar el freno. Esto es el slow travel.

Aire puro y sensación de distancia con el mundo, contacto con la naturaleza, ciudades sin prisas. Lugares donde dejar el frenético ritmo de vida para entregarse a los placeres sencillos. Huir de los destinos super masificados, de los paquetes de vuelo + hotel con pulserita donde todo es impersonal cuanto menos.
El slow travel es lo contrario al turismo de masas, a los paquetes vacacionales, al ir corriendo de un lado a otro como pollos sin cabeza, al transporte colectivo, a las escapadas exprés. Slow travel es alejarse del estrés de las visitas, de la yimcana imposible de monumentos, de la competición por no perderse nada… conocer y disfrutar el lugar, la gente, la cultura. Hay que parar y respirar. Es disfrutar de una buena charla, de una comida típica preparada por gente local, con productos de cosecha. Después de tres meses de confinamiento, la conclusión es que queremos viajar, pero sin urgencia, exprimiendo al máximo el instante.

Ver la vida sin prisas también es ganar en salud. Se trata de huir de la despersonalización de los viajes, de las grandes aglomeraciones sin alma. De optar por hoteles, casas rurales, albergues, eco-resort… gestionados por las gentes del lugar, que son los verdaderos conocedores del destino en cuestión y los que mejor saben guiar por itinerarios inusuales y auténticos.

El slow travel es la filosofía de un turismo vivo y profundo, preocupado por la conservación del patrimonio histórico, por el respetuoso disfrute de la naturaleza, por la sencillez de las pequeñas cosas. Aire puro, noches silenciosas y sabores tradicionales.
No se admiten estresados.
Recomendaciones para disfrutar de tu viaje
Nunca intentes tocar o alimentar a un animal. ¡No seas cómplice del maltrato animal!
No compres artesanía hecha con animales o de animales del mar o extraídos del mar (ej: dientes de delfín, caparazones de tortuga, mandíbulas de tiburón, marfil de cachalote, …). En su lugar, opta por comprar artesanía local hecha de materiales alternativos como la madera, la piedra o el marfil vegetal.
Viaja siempre con seguro de viajes: los gastos médicos, robos o problemas con tu avión en un viaje puede suponerte un gasto adicional con el que no contabas, así que lo mejor es que contrates un seguro de viajes. Yo siempre uso IATI y lo recomiendo. Si contratas tu seguro a través de este enlace tienes un 5% de descuento.
Yo siempre que viajo al extranjero utilizo N26, utilizando este enlace tendrás 10€ de regalo cuando la utilices por primera vez.