Los 10 errores del viajero que busca fauna y naturaleza reales
¿A quién no le gusta viajar?
Conozco poquísima gente a la que no le guste viajar, por no decir a nadie. Pero, si al hecho de viajar le unimos que puedes disfrutar de la naturaleza en estado puro o tener la oportunidad de ver fauna salvaje, las posibilidades de volver de tu viaje con una sonrisa en la cara y un brillo especial en los ojos se multiplican por mil.
Observar fauna salvaje es una actividad que está ganando cada vez más popularidad ya que nos permite descubrir cómo se comportan los animales en su hábitat natural, algo que, a mí, personalmente me maravilla y me emociona.
Hay que diferenciar claramente lo que significa hacer un viaje de naturaleza o un viaje de fauna salvaje, no vale aquello de: este domingo hemos quedado con unos amigos y nos vamos al monte X que está relativamente cerca de casa y nos llevamos las tortillas y demás y ya que estamos en el campo vamos a dar una vuelta para que baje la comida y si vemos algún bichito mejor que mejor.
¡Ya está! Viaje a la naturaleza y avistamiento de fauna sin salir de la provincia.
Cuando hablo de viajes de naturaleza me refiero a que el objeto del viaje sea precisamente disfrutar de la naturaleza y de la fauna salvaje, no salir al campo a pasar el día, cosa que yo hago cada vez que puedo, porque a los que nos gustan la naturaleza y los animales disfrutamos de ellos desde su más mínima expresión hasta algo tan grandioso como nadar junto al tiburón ballena.
En este post hablaré de esto último.
Tengo que advertirte, antes de empezar que esta actividad puede tornarse complicada si somos primerizos en el tema, así que te voy a dar una lista de errores que no debes cometer, para que triunfes como un verdadero experto.
Estos errores que a continuación te detallo no siguen un orden especial, ni por importancia ni por nada que se te pueda ocurrir, son 10 errores que pueden ir en el orden que más te guste, lo único que te pido es que no cometas ninguno de ellos.
1.- No ser consciente de los riesgos que supone hacer un viaje de este tipo y no tomar las precauciones necesarias.
Parece algo evidente, pero créeme si te digo que para muchos viajeros no lo es. Debemos tener toda nuestra documentación al día: pasaporte, visados, seguro imprescindible, controles médicos…- Importante es comprobar que nuestro pasaporte cumple los requisitos de entrada del país o países que vamos a visitar.
– Comprobar si necesitamos algún tipo de visado y si podemos conseguirlo aquí o hay que tramitarlo en el aeropuerto de destino. De la misma forma que hay que saber si hacemos escala en un país y ese país nos va a pedir un visado aunque solo sean unas horas.
– En cualquier viaje es importantísimo contar con un buen seguro de viajes, pero si hacemos un viaje de naturaleza y fauna se convierte en imprescindible.
– Controles médicos, es decir, llevar todas puestas las vacunas necesarias para la entrada al país. Aquí también incluiría que es importante llevar un pequeño botiquín con lo imprescindible en nuestro viaje.
– Comprobar la procedencia de los productos que consumimos para evitar riesgos. Hay quien dice que si los localeslo consumen no tiene por qué haber ningún problema, pero yo soy de la opinión de que ellos están acostumbrados a determinados alimentos y formas de elaborarlos que nosotros no, y nuestro sistema digestivo se puede resentir ypor lo tanto fastidiarnos el viaje.
2.- No tener paciencia.
Está claro, “La paciencia es la madre de la ciencia”. Ni más ni menos.
No pretendas llegar al lugar de turno y pensar que una manada de cebras va a estar allí esperándote tan tranquilas como si no tuvieran nada mejor que hacer. Este es uno de los errores más comunes, recuerda que estás intentando ver cómo se comportan animales salvajes en su hábitat natural, y su comportamiento no depende de tu presencia.
Está claro que los animales siguen unas costumbres de alimentación, de horarios de caza, de temporada de apareamiento y de cría… sin embargo no son matemáticas, así que no desesperes si nada más salir en busca de fauna no tienes la memoria de la cámara llena de fotos magníficas.
Mi recomendación es que busques un buen guía, ya que ellos sí que saben interpretar ciertas señales, comportamientos y actitudes en los animales que harán que tu experiencia sea más intensa y tenga más probabilidades de éxito. Además cuanto más esperas o buscas algo más gratificante se vuelve el momento de encontrarlo y encontrarte frente a frente con la naturaleza en estado puro de forma natural y real es la mejor experiencia que tendrás en tu vida viajera.
Fomenta condiciones laborables dignas y justas. Un buen guía será quién te lleve al paraíso o al infierno. Contrata a guías locales que sean buenos profesionales y que amen su trabajo. Un buen guía, bien pagado, disfruta de su trabajo y hará que tú disfrutes lo máximo posible, te contará historias, anécdotas, experiencias propias, secretos… te dará consejos y te enseñará a identificar esas señales para que tú mismo seas quien las interprete.
3.- No buscar empresas que sean responsables con el medio ambiente y que contribuyan a la conservación, protección y regeneración de los ecosistemas acuáticos y terrestres.
En el mercado hay muchísimas empresas que ofrecen los mismos servicios, pero no todas cumplen con este requisito, solo tienes que indagar un poco y en seguida sabrás cuál es la adecuada.
Es una pena que todas presuman de respetar 100% las costumbres de los animales para que no se estresen y demás, pero lo cierto es que no es así. En un viaje que hicimospara ver cetáceos en libertad pudimos comprobar que de lo que dicen a lo que realmente hacen va un trecho enorme.
Te cuento:
Comenzamos la excursión a la vez que otras empresas y a nosotros antes de embarcar nos dieron una pequeña charla de lo que podíamos observar por la época del año en la que estábamos y las características de cada animal que tendríamos la posibilidad de ver y que por ley en ese país las embarcaciones de más de ciertas dimensiones, no podían acercarse a menos de 50 metros.
¡Genial! Sabía que había acertado con la elección porque fuimos los únicos a los que les dieron esa pequeña charla, que además fue muy interesante e hizo que tuviéramos más ganas aún de ver a los cetáceos.
El resto de empresas salió del puerto como si no hubiera un mañana.
Cuando llegamos a alta mar, no tuvimos que esperar para ver al primero de los tres cetáceos que avistaríamos ese día (¡qué impresión da ver y oír el chorro de agua que sale del espiráculo tan cerca!).
Pues bien, yo no es que sea un lince para las distancias, pero era fácil darse cuenta que nuestra embarcación fue la única que respetó esos 50 metros de seguridad, muy triste porque respetando esa distancia, se podía ver a la ballena perfectamente sin necesidad de estresarla. La parte positiva es, que al sentirse amenazado, el rorcual nadó hacia nuestra posición con lo que pudimos verle más tiempo antes de que se volviera a sumergir.
Lo que quiero decir es que si eres un amante de la naturaleza y los animales entiendo que quieras disfrutar de ambos y nadie debería arruinarte el viaje por no ser respetuoso con el medio ambiente o con el resto de seres vivos.
Hay agencias y personas que no entienden ese respeto, sin embargo, afortunadamente también existen muchas otras que sí lo hacen y deberías buscar a esas personas o negocios que entienden la naturaleza de la misma manera que tú.
4.- No consumir de forma responsable y no participar en la gestión sostenible de los recursos.
Existe un movimiento que gana cada vez más adeptos y es la base del consumo responsable: el consumo de productos locales y más concretamente el desarrollo del llamado “Turismo Sostenible”.
Resulta interesante relacionar los conceptos de responsabilidad y de turismo y para aquellos que no conozcáis lo suficiente el concepto de Turismo Responsable, lo intentaré definir como: aquel movimiento que denuncia los impactos negativos que el turismo (especialmente el turismo de masas), en los ecosistemas y en el medio ambiente así como en la desestructuración de las sociedades locales.
El Turismo responsable hace referencia a una actitud de respeto en relación a los lugares y a las personas con las cuales el viajero entra en contacto durante su estancia.
En mi opinión, como viajeros responsables que somos, tenemos la obligación de:
- Hacer prevalecer el entorno con nuestra visita. Estamos moralmente obligados a respetar la conservación de los lugares para que sigan siendo auténticos y puedan seguir sobreviviendo, estaremos contribuyendo a su mejora.
- Cuando realizamos una actividad en la naturaleza o de fauna, tenemos que asegurarnos que ésta es una actividad ordenada y armónica con el medioambiente, con el objetivo de amortiguar los impactos que suponga dicha actividad poniendo las medidas adecuadas para ello.
- Estaremos de acuerdo en que todos somos muy curiosos y nos gusta disfrutar de lo auténtico de los lugares, conocer suhistoria, sus tradiciones. El viajero responsable busca también experiencias positivas para entrar en contacto más directo con el lugar y la cultura local, comprendiendo los aspectos sociales, culturales y ambientales del territorio que se visita e involucrándose en mayor medida.
5.- No recoger tu basura.
Me parece tan evidente que me da cosa ponerlo en este post, pero por si todavía existe algún despistado lo explicaré alto y claro.
Si te fijas, cuando viajamos solemos generar una gran cantidad de residuos: comida y bebida take- away, snacks, agua embotellada, recuerdos o souvenirs, etc. Es triste ver las papeleras llenas de residuos de plástico desechable en parques y ciudades, envases que normalmente utilizamos unos pocos minutos, para tomarnos un café mientras caminamos o un sándwich para continuar con nuestro itinerario diario.
Una buena alternativa para ser un viajero ecofriendly y consciente es practicar la filosofía zero waste.
La filosofía zero waste nace en los años 70 de la mano de Paul Palmer y es un movimiento que se basa en reducir al máximo los residuos y la basura que generamos cotidianamente.
Aplicar esta filosofía mientras viajamos es sencillo si incluimos en nuestra maleta varios elementos que evitarán que generemos cantidades enormes de basura:
- Bolsas de tela de diferentes tamaños
- Botella de agua reutilizable de acero o cristal
- Termo pequeño
- Túper o recipiente reutilizable
- Tela o paño para envolver snacks o alimentos
- Cubiertos y pajitas de bambú o metal
Este kit (no es necesario viajar con todos los elementos) te ayudará a evitar la mayor parte de la basura que generes durante tu viaje. Transportando bolsas de tela evitarás utilizar bolsas de plástico, cada vez que compres algo. Las pequeñas bolsas de tela te servirán para llevar tus snacks, frutos secos o tentempié, que hayas comprado a granel en el mercado local o en alguna pequeña tienda.
Si te gusta llevar un sándwich o bocadillo (tanto si te lo has hecho tú como si lo compras hecho) cuando vas de viaje, puedes envolverlo en una funda reutilizable o en un paño de tela, así evitarás generar multitud de residuos. Otra opción posible es la de transportar tu propia comida en el recipiente de acero o tupper.
Recuerda pedir tu bebida sin pajita en las cafeterías, es un objeto que se puede evitar y que causa grandes daños en la flora y fauna marina.
Puedes utilizar tu termo o tu botella reutilizable para tu café o bebida para llevar, porque ¿Qué sentido tiene pedir un café para llevar en un vaso de plástico que tarda millones de años en degradarse para usarlo menos de 5 minutos? Además si en tu destino de viaje el agua es potable, podrás rellenar tu botella reutilizable, y además de ahorrar dinero, evitarás utilizaruna gran cantidad de botellas de plástico.
6.- No respetar los sonidos de la naturaleza ni el medio.
Hay que aprender a disfrutar del silencio, además, es una maravilla lo que el silencio puede aportar al bienestar interno de una persona. Cuando vayamos por el campo, por un parque natural, etc. tenemos que recordar ir en silencio y por supuesto respetar a los animales que nos podamos encontrar en el camino. De esta forma seremos capaces de descubrir los diferentes sonidos de la naturaleza, como puede ser el ruido del agua cayendo de una cascada, el de las hojas con el movimiento del viento o sonidos de animales que puedan estar incluso alejados de nosotros.
Cuando viajo con mi pareja y mis hijos, aunque son niños, saben que en la naturaleza debemos estar en silencio por dos motivos fundamentales:
-El primero y más importante: respetar a los seres vivos que allí habitan, tenemos que tratar de molestarlos lo menos posible.
-El segundo: si caminamos en silencio oiremos cosas que nadie oye, veremos animales que de otra forma no seríamos capaces, disfrutaremos de la naturaleza en estado puro. ¡Seremos observadores privilegiados!
7.- No respetar las distancias.
Ya lo he dicho antes cuando he relatado el capítulo que vivimos cuando fuimos a ver cetáceos, pero sucede los mismo en todas las actividades que se realizan con animales.
De hecho, si tienes la oportunidad de hacer una actividad de este tipo y no sabes por qué empresa decantarte, te aconsejo que elijas aquella que deje muy claro desde el principio que es imprescindible para realizar la actividad guardar una determinada distancia, con esto te aseguras que sea una empresa responsable con el medio ambiente.
Y si además los avistamientos que realizan son en grupos reducidos mejor que mejor. ¿Crees que es la misma actividad, por ejemplo, ir a ver a los gorilas de montaña en un grupo de 30 personas o en uno de 6?
Seguro que has pensado: ¡Hombre, mejor 6!
Pero realmente pocas personas eligen el grupo de 6 por hacer el menor impacto en la naturaleza, sino porque cuantos menos seamos, mejor lo veremos. ¿Es o no verdad lo que acabo de decir?
Hay que recordar que vamos a ver animales en libertad, animales salvajes, es decir, no podemos predecir cuál será su actitud si se sienten amenazados con nuestra presencia.
Es imprescindible respetar la distancia de seguridad que nos indique nuestro guía, que es quien sabe a qué potenciales peligros nos podemos enfrentar. Sé que a todos nos encantaría tomar esa foto perfecta de un león devorando a su presa o la de un gorila de las montañas jugando con una de sus crías, pero no todo vale a la hora de hacer una actividad de avistamiento de fauna.
Pues bien, seamos viajeros responsables y respetuosos con el medio que nos rodea, solo tenemos uno y no queremos perderlo.
8.- No sacarle partido al amanecer y al anochecer.
Muchos de vosotros estaréis pensando que estoy loca si creo que en vuestras vacaciones vais a madrugar, con lo que ya madrugáis durante todo el año. Pues sí, creo que deberíais madrugar si el momento y el lugar lo requieren y no, no estoy loca.
En mi viaje por Escandinavia tuve la oportunidad de ver amaneceres y anocheceres maravillosos, pero el amanecer que recuerdo con más emoción es el que vivimos entrando en barco por el Mar del Norte a Estocolmo.
Nos levantamos a las 4 de la mañana, sí a las 4. Subimos a la cubierta del barco, hacía frío pero sabíamos que lo que veríamos merecía la pena el madrugón y el frío. Poco a poco pasamos de estar en medio del mar y no ver nada más que agua a nuestro alrededor, a divisar pequeñas islas verdes con una o dos casas típicamente pintadas de rojo y con algunos animales pastando cerca.
¡Qué preciosidad!
Todo mezclado con los rojos, amarillos y morados del cielo. Hice, no sé, mil fotos pero ninguna pudo captar la belleza de la que disfrutaron mis ojos. Cada vez las islas se hacían más y más grandes con tres y cuatro casitas con sus embarcaderos hasta que pudimos divisar al fondo el skyline de Estocolmo.
Fueron unas tres horas en las que no podíamos más que mirar a cada lado admirando la belleza del lugar, estábamos fascinados. Llegó un momento en el que dejé la cámara y me dediqué a disfrutar de la maravilla de la que estaba siendo observadora.
Y lo mismo sucede con los atardeceres, seguro que tenéis en vuestra retina alguno especial, yo tengo varios: en Mykonos, en Bergen (Noruega), pero el más bonito sin ninguna duda es en La Costa da Morte en Galicia, sentados en la playa tomando una cervecita, ¡impresionante!
9.- No aprender nada sobre los aspectos culturales de tu destino.
Es quizás por mi condición de maestra que siempre estoy abierta a aprender cosas nuevas, del tipo que sea.
Me encanta conocer la forma de vida que hay en otros países, me gusta encontrar diferencias y similitudes a mi modo de vivir. Intento conocer lo máximo posible de los lugares a donde viajo, no solo antes del viaje, que es muy importante, sino durante el mismo. Y lo mejor de todo es que adopto todas aquellas costumbres que me parecen divertidas, curiosas o mejores que las mías. En cada viaje “me traigo” algo nuevo a casa.
Un aspecto cultural para mi muy importante es la gastronomía. Algo que no puede faltar en mis viajes es probar la gastronomía típica del lugar. Soy de las que vaya donde vaya siempre pido lo típico o lo más raro de la carta.
¿De qué sirve viajar a otro país, o incluso a otra ciudad, si a la hora de comer, algo tan característico de cada sitio, te vas a una cadena de comida rápida? Para mi es un sacrilegio, por ejemplo ir a una isla, la que sea, y no comer pescado, sería como ir a Italia y no comer pasta o pizza.
Hay dos países que me han enamorado gastronómicamente hablando, por lo diferente de su cocina a la nuestra: Polonia (se me hace la boca agua solo de pensar en sus sopas) y Bulgaria (un gran desconocido en general, pero con una riqueza gastronómica enorme) de hecho, en casa hago algunas recetas búlgaras que he aprendido en las dos veces que he viajado a ese país.
10.- No ser consciente de que los mejores momentos se guardan en la memoria.
Vivimos en la era de las Redes Sociales, es decir, estamos casi obligados a estar conectados el 100% del tiempo, y contar en cada momento todo lo que hacemos y con quien lo hacemos.
Todo esto está muy bien, pero tenemos que ser conscientes a la hora de seleccionar aquellos momentos que queremos compartir con el resto del mundo y cuáles no.
A mí misma me sucede que, cuando estás en un lugar especial o haces algo que a ti te impresiona, lo primero que quieres hacer es enseñárselo a todo el mundo, no por engordar tu ego (por lo menos en mi caso), sino porque quieres de alguna forma transmitir las sensaciones tan maravillosas que ese lugar o ese momento te está haciendo sentir.
Durante mucho tiempo he sido una loca de plasmar todo aquello que me fascinaba, pero llegó un momento en el que me di cuenta de que mientras buscaba la foto perfecta me estaba perdiendo la magia del momento. Decidí entonces relajarme y disfrutar. Creo que es una de las decisiones más importantes que he tomado en mi vida viajera y sin duda una de las mejores.
Me encantaría poder compartir con vosotros algunas fotos del momento que viví nadando con delfines en libertad en medio del Atlántico en las Azores, pero no puedo, dejé la cámara aun lado y me dediqué a disfrutarlo.
Intentaré que os hagáis una imagen mental de lo que viví: probablemente es la mejor experiencia que he tenido en mi vida viajera ha sido poder nadar con delfines en SU hábitat, es decir, no dentro de una piscina donde puedes tocarlos y subirte encima de ellos si te atreves (qué horror), sino dejando que sean ellos los que se acerquen a ti, si les apetece, nada de forzar encuentros con animales salvajes.
Jamás olvidaré aquella sensación de entrar en el agua helada con el corazón a mil pulsaciones por minuto de la emoción y… escuchar ese sonido tan familiar de los delfines pero no poder verlos, solo escucharlos.
De repente aparecen dos delfines detrás de mi y me adelantan jugando entre ellos (¡guau! ahora estoy sudando) y después más, y otros cuatro más vienen nadando hacia mi a una velocidad de vértigo, ¡me miran a los ojos! y cuando creo que casi los puedo tocar desaparecen de mi vista.
Veo pasar delante de mis narices a un montón de delfines nadando y jugando sin preocuparse por mi presencia, me miran con curiosidad y parecen aceptarme como un pez más.
Incluso ahora recordándolo se me acelera el corazón por haber podido ser testigo de las maravillas que nos brinda la naturaleza. Aquel encuentro fue algo realmente espectacular, más aún sabiendo que en este tipo de actividades no te aseguran que vayas a ver X delfines puesto que eres tú el que invades su espacio y son ellos los que deciden si quieren que formes parte de su entorno durante ese tiempo.
Y para finalizar este post solo te digo una cosa: DISFRUTA el momento, deja la cámara para otra ocasión, será una experiencia tan impactante que querrás que no termine nunca y para disfrutarlo a tope tendrás que tener todos tus sentidos al 100%.
Recomendaciones para disfrutar de tu viaje
Nunca intentes tocar o alimentar a un animal. ¡No seas cómplice del maltrato animal!
No compres artesanía hecha con animales o de animales del mar o extraídos del mar (ej: dientes de delfín, caparazones de tortuga, mandíbulas de tiburón, marfil de cachalote, …). En su lugar, opta por comprar artesanía local hecha de materiales alternativos como la madera, la piedra o el marfil vegetal.
Viaja siempre con seguro de viajes: los gastos médicos, robos o problemas con tu avión en un viaje puede suponerte un gasto adicional con el que no contabas, así que lo mejor es que contrates un seguro de viajes. Yo siempre uso IATI y lo recomiendo. Si contratas tu seguro a través de este enlace tienes un 5% de descuento.
Yo siempre que viajo al extranjero utilizo N26, utilizando este enlace tendrás 10€ de regalo cuando la utilices por primera vez.
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Muy interesante el artículo! Me encanta que hayas incluido el punto de zero waste, es increíble la cantidad de basura que podemos generar en unas vacaciones si no tenemos conciencia de ello.
Efectivamente, Edith, no somos conscientes; de hecho existen muchos lugares a los que aún no ha llegado esa conciencia ni la preocupación por mantener sano nuestro planeta. Es una lástima ver, por ejemplo, playas paradisíacas llenas de basura y plásticos.
Lo de respetar los sonidos de la naturaleza me ha gustado mucho. No todo el mundo es consciente de ello y a la hora de fotografiar es muy importante!
Tienes toda la razón, Mar. A mí me llamó mucho la atención en las Islas Azores que, para la búsqueda de ballenas y delfines utilizan el mismo método que usaban antiguamente para su caza :(.
En los lugares más altos de las islas se ubican unas pequeñas construcciones desde donde una persona se encarga de estudiar los cambios en el agua, si hay gaviotas volando en un punto determinado… para guiar a las embarcaciones y de esa manera no utilizar el sonar.